En esta acción, el cuerpo no sujeta el espacio, sino que se entrega a él. La mimetización con las ramas y el entorno esta a disposición de ser «consumido» por la naturaleza evocando un proceso de descomposición, no en un sentido macabro, sino como una entrega, una forma de disolución de la individualidad para integrarse.
«Arraigo» parte de la constelación de ideas individuales, es una acción performativa de carácter retrospectivo inspirada en la obra “Mujer árbol” de Fina Miralles. El cuerpo humano dialoga con los elementos naturales en una asociación simbólica que pone en duda los límites entre lo natural y lo artificial.
La acción realizada consiste en integrar el cuerpo con la naturaleza como si se tratase de un bosque, un paisaje, usando materiales como raíces, ramas y hojas, creando una sola imagen representativa. No se trata de un simple camuflaje, sino de un acto de transformación donde el cuerpo deja de ser sujeto para convertirse en una representación viva fuera del entorno.
El hormigón de fondo representa en su obra la estructura impuesta, lo artificial, lo construido por el ser humano. Esta es una de las tensiones centrales que cuestiona y explora el lugar del ser humano y su relación con el entorno.
El cuerpo no domina ni utiliza los elementos naturales, sino que se ofrece como superficie, como tierra fértil para otra forma de existencia.
Respecto al contexto social, “Arraigo” surge de la preocupación del deterioro que esta sufriendo el medio ambiente y su desarraigo social. La acción muestra la necesidad de replantear nuestra relación con el medio, no desde el consumo ni la explotación, sino desde un cuidado responsable. La acción busca reconstruir el entorno de una manera sostenible creando nuevos vínculos afectivos con el entorno.
En términos políticos, la obra cuestiona la explotación a gran escala de los recursos naturales que han convertido la naturaleza en objeto de mercado. La performance muestra una especie de resistencia, un cuerpo que encaja pero no conquista, sino que se rinde o se amolda, más bien se mimetiza recordando otras formas de existencia política basadas en la reciprocidad.
Desde un contexto teórico, «Arraigo» pone en práctica la idea de un «cuerpo expandido» que mira a redes más amplias de vida, en oposición a ideas modernas de individualismo y de separación.
Artísticamente, en esta acción, al igual que en los años setenta
he buscado romper las barreras entre arte y vida. Aquí, el arte no es representación, sino acontecimiento. El gesto de “enraizarse” es una acción de memoria queriendo recuperar la sensibilidad hacia un mundo compartido.
A partir de la metáfora propuesta, debates y lecturas realizadas, planteo y muestro como veo la investigación artística en este breve ensayo. Mediante un texto argumentado, expongo los interrogantes planteados durante el desarrollo del primer reto del seminario.